“Diario de un Loco” - Una historia para recordar…

Sobre la Obra de "Diario de un Loco" con Mario Iván Martínez

PUNTO DE VISTARTE

IsraelMR

1/23/20244 min read

¿Y será que en el fondo todos estemos locos?

En algunas ocasiones el acto de la escritura es complejo; mientras que en otras las palabras se dejan ir con una naturalidad sin igual. Probablemente tiene que ver con la claridad que se tiene sobre lo que se desea plasmar en la página.

En esta ocasión parece que tengo un pequeño problema: varias ideas amontonadas, que en su afán por salir terminan haciendo un cuello de botella en algún lugar entre mis manos y el teclado. Tantas impresiones y sólo un par de manos; vaya problema…

El lunes 22 de enero pude asistir a la primera función de “Diario de un loco”, obra unipersonal en la que actúa el maestro Mario Iván Martínez; la cual estará del 22 de enero al 8 de abril en El Centro Cultural Helénico. Les platico…

¿Cuál realidad envuelve a la locura? ¿Acaso es la misma que la mía y que la de todos?

Yo lo vi, tan real como la mugre; tan discreto y soñador; tan vivaz. ¿Cuál duda me podría haber arrojado su figura? ¿Cuál demonio en su mente podría comprometer mi momento?

Cualquiera puede leer una carta, o dos, o varias; cualquiera puede soñar en el embeleso del amor, o en el éxito. Cualquiera puede imaginar que su esencia navega entre lo subordinado y lo real.

He conocido a tantas personas que puedo afirmar que “todos sueñan, o soñamos”. Incluso podría ser que los anhelos, los deseos y los sueños jueguen de una forma tan ferviente con nuestra realidad que terminen por envolverla hasta no permitirnos notar el límite entre lo que no es y lo que es. Sólo que ahí, en escena, él se desbordo en su realidad aparente tanto como cualquiera podría querer hacerlo; sus emociones variaron del desasosiego al estremecimiento, y pasó por el éxtasis y el lamento. Cada momento lo compartió cual niño que se deja sorprender por su imaginación y entre todo el escenario existió en una soledad tan acompañada como exquisita.

Un juego encantador, una locura…

Lo vi despotricar y desvivirse; lo vi viajar y regresar. Incluso lo noté, esporádicamente, en un par de lamentos de esos que uno no quisiera que existieran, pero que existen.

Por instantes, incluso su imaginación se hizo en mi para enfrentar la realidad y desdoblarla hoja a hoja. Todo en un cuarto que, de la nada y de forma espeluznante, variaba en contexto, tiempo y color. Risas sobre un absurdo que pudiera ser más común que lo sospechado tomaron su lugar de vez en vez. Perros, un caballo y el vacío.

Vaya forma de transformar un escenario a partir de la nada, vaya manera de inmiscuirse en el subconsciente del público para aprovechar su imaginación y vaya historia desenmarañada a través del caos.

A cada palabra, acción; a cada gesto, emoción y un espejo que no dejaba de reflejarse en el público; su público. Una actuación tan matizada que, en su representación, terminó por convencer a los espectadores y llevarlos a disfrutar de una ilusión tan irreal como evidente.

Aprovechar una historia, darle vida a un personaje, transmitir lo correcto, definir los trazos de la escena y generar el efecto deseado, es la intención del teatro - a mi entender -. Un trabajo minucioso y extremadamente profundo. El teatro requiere que la fantasía se encuentre con su paralelismo real y, a partir de ahí, exista. El truco es la mentira meticulosa; sin embargo, cuando la realidad alterada de un loco te envuelve en su irrealidad hasta que la logras concebir como posible… eso es algo así como la mentira de la mentira meticulosa de la mentira; o yo qué sé… pero eso es algo que sucede en esta obra y se agradece.

La obra “Diario de un loco” en manos de Mario Iván Martínez es altamente recomendada y me place aceptar que viví en la mente de un loco; de un loco increíble que transitó por un abanico exquisito de experiencias para representar el caos y la ilusión, y todo en escena.

Cuéntenme cómo les fue…

Nos leemos en el siguiente post…

Te invito a leer...

Me encantó... Vuelo 2403